ESTE JUEVES EN RELATO "LA VEJEZ"
Desde
que nací, ella ha estado ahí, mirándome desde lejos, así como la muerte
palpitándome en un costado del camino, pequeña, ingrávida, lentamente pisa mis
pies y mis manos en este cuerpo frágil recién nacido, cuando me acarician mis
abuelos o me cargan en sus brazos mis amados padres con tanto cariño, todos
alegres con este nuevo retoño que ha nacido
Y
es así como la vida sigue, pequeña flor de loto, aprendiendo a hablar, a
caminar a mirar el mundo desde mis propios ojos de niño y ella como la muerte
siguen mirándome en aquel camino
Nadie
habla de ella y siento que yo, ya no soy el mismo, si ese recién nacido, voy a
la escuela y tengo nuevos amigos, aunque en la escuela siempre me dicen que hay
que respetar a los mayores y dar el asiento
Me
he dado cuenta que algunos adultos los miran con una cierta ternura o quizás
por ahí murmuran pobre viejito y ellos simplemente sonríen cuando paso por al
lado de ellos, pero hay algo que no entiendo, ¿Por qué los veo tan solitos? parecen
personas amables y algunos muy pacientes, otros con caras tristes, muchos de
ellos muy enfermos, levantándose muy temprano, casi de madrugada para ir al médico o contando monedas de sus humildes pensiones para un plato de comida
He
sabido que algunos de sus familiares los han dejado completamente olvidados y
otros que aún cuidan a sus nietos aún cuando no tienen la fuerza para ello,
mientras yo, yo me voy volviendo aún más viejo, ya tengo casi 75 años y estoy
solo en este asilo
María Liberona
Un relato, que bajo mi opinión, es perfecto. Perfecto en la fuerza de trasmitir el sentimiento de soledad y abandono; perfecto en el punto de vista tan original, que hace que el protagonista lo contemple todo desde afuera, y nos sorprenda, al final, con su propia edad; y perfecto también por el detalle impactante de que él percibe la muerte siguiéndole desde que nace, con ese toque poético que me ha enamorado de los dos primeros párrafos.
ResponderEliminar¡enhorabuena"
Un abrazo grande :)
Esa muerte de fondo que no amenaza pero que está ahí es una idea muy novedosa también para mi. Tu relato es como una red tenue que envuelve y cubre. Me ha gustado mucho y me encanta que te hayas animado a participar. Un abrazo muy fuerte
ResponderEliminarTremendamente triste. Pero es lo que hay.
ResponderEliminarUn beso grande.
Es triste y solitaria la vejez; cuando se muere un viejo se recupera una cama, pero se pierde el ser que mas te ha querido y se ha preocupado, por toda la familia. Besos!!!
ResponderEliminarEs triste pero tierno como él solo. Es una pena que lleguemos a ser tan desconsiderados con ellos, pues no se nos debe olvidar que ellos han dado la vida por nosotros. Un fuerte abrazo y te deseo un buen fin de semana.
ResponderEliminarAceptar o no aceptar la ancianidad. He ahí la cuestión. O hacer algo más que resignarse y llevar las posibilidades o, mejor dicho, las facultades al máximo ejercicio. Sin duda, lo peor es la soledad. Gracias por permitirme comentar.
ResponderEliminarQue triste y solitaria puede ser la ancianidad, sobre todo en esos momento que parece que a nadie le importa.
ResponderEliminarUn abrazo :)
La única forma de evitar la vejez es morirse antes, por lo que deberíamos ser conscientes de que la vejez es parte de la vida, acumulación de experiencias muy digna y respetable que, lejos de denostar, deberíamos honrar y acompañar. Un abrazo
ResponderEliminarEs lo peor, lo más duro de la vejez, sentir la soledad, el ver que la familia puede prescindir de él. A mí me da mucha pena.
ResponderEliminarBesos.
La soledad y el olvido, el desentenderse es lo peor que nos puede pasar después de haber dado tanto. Antes honrábamos a los mayores. Había un equilibro. Estaban en casa y ayudaban en todo, con su suelto, con su trabajo... y se era todos para todos. Ahora nos hemos vuelto individualistas, comodones, egoístas y desvinculados e los sentimientos... No se generalizada pero particularizando se llega casi.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Generan cierta ternura, es verdad, pero porque sabemos que todos llegaremos a estar así, con esa mochila de años.
ResponderEliminarUn abrazo
Paso a paso se acerca el niño a la vejez, con muchos toques de similitud en la mente que no en los cuidados que reciben. Besos.
ResponderEliminareste es el relato mas duro de los que he leido hasta ahora en esta convocatioria, por la lucidez que aun mantiene. Tengo amigos peruanos y ecuatorianos que desprecian que llevemos a los mayores a los resiasilos. Como nosotros hace 40 años. Creo que en jAPON AUN LOS RESPETAN Y PONEN ESPECIAL CUIDADO EN ELLOS, PERO NO SÉ De primera mano
ResponderEliminarme ha gustado mucho
besosss Maria