Muchas veces al mirarme al espejo, a veces siento y creo que ese reflejo no soy yo, de quien se trata, sino que es el de otra niña, otra mujer de las tantas que he sido, si, debajo de este pequeño cuerpo y esta piel clara.
A veces me siento completamente sola a las orillas de mi cama o simplemente recostada y pienso cuando fui niña y de aquellas noches y madrugadas, otras veces vuelvo al presente, y me siento tan sola, tan extraña, tan lejana, que confieso a veces me gustaría, quizás en algún futuro próximo, ser semilla de aquella que germina, sobre el viento, en esta soledad y sobre estas aguas, más aun en este torpe y pequeño cuerpo y en estas blancas he ingrávidas tierras áridas, así como cuando fui un día niña y llore, llore a mares sin que nadie se enterara y luego volé, volé por los aires y fui nube, tierra, sol, una pequeña flor, justo cuando nadie me miraba, ahora que estoy aquí en este presente, que tanto me duele y me desangra, sé que aún puedo ser nube, sol o esa pequeña flor, que alguna vez cuando niña fui y que me transformara, solo que hoy tengo heridas sobre mi cuerpo y mi alma, pero imagino y me gustaría, en algún futuro ser la niña, que siempre soñé, aun cuando no lo fuera en mi verdadera infancia
María Liberona