ESTE JUEVES UN RELATO " IMAGENES EN BLANCO Y NEGRO"
No sé si en realidad fue completamente en blanco y negro o que en ella nunca existieron los colores. La verdad es que esta imagen me recuerda un momento exacto de mi niñez, si, en la escuela, habíamos salido a pasear a un pequeño parque, cerca de nuestra escuela, aunque había que cruzar una enorme avenida, llamada “AVENIDA LAS REJAS” en donde iban y venían muchos automóviles, si, mucha locomoción desde aquel entonces hasta hoy, cruzar aquella avenida hacia que mi corazón latiera enormemente, quizás por lo enorme que se veía o por el pasar acelerado de los automóviles, pero al cruzar aquella avenida, me sentí tan feliz y tan tranquila, al ver que aquel árbol que me sonreía y me saludaba con sus grandes y gruesas ramas, yo, simplemente fascinada corrí con todas mis fuerzas hacia él, para simplemente abrazarlo y acariciarle la piel, sí, sé que él también me estaba esperando y sé que se puso muy triste al yo no poder subirme a él, sí, era una niña tan pequeña, que mi cuerpo no alcanzaba sus grandes ramas, ni mis brazos tenían la fuerza para poder sostenerme allí arriba de él, todos los niños corrían a su encuentro y alrededor de él, subiéndose a sus ramas sin fin, yo simplemente me quedé allí, a un costado mirándolo, tratando de abrazarlo tanto con el alma, con mis brazos y éste tan pequeño cuerpo
María Liberona
más relatos donde http://molidelcanyer.blogspot.com/
Qué bonitos son esos recuerdos de la infancia y qué buen gusto deja traerlos de vuelta cuando son así.
ResponderEliminarBesos.
Recuerdo de un desafío inconcluso en la infancia que se evoca con melancolía. Gracias por compartir esa nostalgia que me endulza la mañana. Un abrazo, María
ResponderEliminarNo eran molinos, eran gigantes, en la infancia aquello que superara la altura de una madre era gigantesco, cuestión de relatividad Un abrazo
ResponderEliminarYo siempre me quedo embelesada con estos relatos de la infancia... qué perspectiva tan bonita pintan siempre los ojos infantiles.
ResponderEliminarUn árbol siempre nos llama y aunque no podamos abrazarlo por ser pequeños él ya sabe que estamos ahí. Que será que tienen que todos queremos abrazarlos. Un beso, emocionante texto.
ResponderEliminarDe niños tenemos una sensibilidad especial por la naturaleza que creo que perdemos a medida que nos hacemos mayores. ¿Puede haber algo más emocionante que abrazar un árbol en toda su inmensidad? Un abrazo Maria!
ResponderEliminarMe llevaste a ese momento de la infancia, donde todo es tan inmenso, todo es tan alto o ancho, y sobre todo el amor también lo es :)
ResponderEliminarUn abrazo María :)